Reiteradas veces son las que la familia, la pareja, los amigos o compañeros… en definitiva, el entorno más cercano incide e insiste con pesadez desmesurada en mostrarnos las positividades de una vía ideológica menos problemática: la de la inactividad. Secundan frecuentemente su alegato y sus pretensiones de castración viril en la “permisibilidad” mostrada en la afirmación “puedes seguir pensando así, tus ideas nadie las cambiará, pero es hora de dejar la batalla externa para otros. Tu ya has cumplido con creces…” Ante tal método de extorsión (generalmente refrendado por amenazas de tipo emocional) no cabe más que una actitud: “¡No es posible ser revolucionario sin tomar parte activa en la revolución!. ¡Mirar es de cobardes y burgueses acomodados!”.
Se podrá hacer mucho o poco, cada caso es personal y cada implicación debe ser afrontada según las posibilidades de cada activista, que se comprometerá con su palabra (el más sagrado e inviolable de sus bienes) a entregar un porcentaje autoimpuesto de su vida a la causa que profesa.
Este porcentaje debe ser altamente realista con las posibilidades de cada cual a fin de no rebajarlo jamás y, de ser modificado, será acrecentando la implicación, no menguándola. Dicho porcentaje debe medirse en factores como el tiempo disponible, la economía, la formación y el Espíritu formativo.
Desde este rincón que busca la creación del Hombre Nuevo queremos manifestar a esa chusma de chantajistas emocionales que nos rodean que nuestra existencia es un puzle de un billón de piezas y que todos ellos forman parte del Todo que hará que nos completemos pero deben saber que, a nuestros ojos idealistas, solo son eso, piezas sueltas de una obra magna llamada vida y que no serán más que ello por lo que resultan fácilmente sustituibles por otra similar ejerciendo la presión adecuada…
No queremos hacer de nuestro entorno personal un círculo militante sino es que nace de ellos implicarse personalmente pero exigimos que se apoyen nuestras decisiones y no toleraremos que se nos coaccione para abandonarlas pues “nuestro Honor se llama Fidelidad”…
No queremos cerrar esta entrada sin dirigirnos a aquellos que, con mal tino o debilidad de carácter, han sucumbido a las presiones del corazón dejando atrás aquello por lo que han luchado siempre. La vida es breve amigos y aquellos a quienes el fuego de la desidia y el desecho democrático consume no luchamos por una meta soñada hecha realidad sino por dibujar, en nuestro lecho de muerte, una sonrisa en nuestros rostros sabedores de que hicimos en vida aquello por lo que soñamos morir. Nadie os juzgará, solos vosotros mismos y, el día en que, orinándoos encima medio seniles, penséis con lucidez efímera en vuestra existencia casi extinta ya, descubriréis que hubierais dado vuestra alma por la oportunidad de regresar a tiempos mejores, donde aún erais capaces de batiros en duelo por principios y morir matando por ellos.
¡Amigos, luchador es el que lucha!
¡Camaradas! ¡Sudad en tiempos de paz para evitar sangrar en tiempos de guerra!
Salve et Victoria!
“El peor enemigo de la militancia, son las novias” (Ramón Bau).
Otro dicho típico sería: "tiran más dos tetas que dos carretas".
Texto extraído del blog: TRAS LA CREACIÓN DE UN HOMBRE NUEVO.
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