Si al fin la ambición extraña
mermó tus ricos florones
a merced de innoble hazaña,
resuenan tristes canciones
sobre tus restos, España.
Llenos de amargo pesar
van en tu fosa a caer,
no cesando de llorar,
los que quisimos vencer
y no pudimos pelear.
¡Malditos los que han tenido
la culpa de tanto daño!
¡Los villanos que han sabido
hacer un débil rebaño
del pueblo más aguerrido!.
mermó tus ricos florones
a merced de innoble hazaña,
resuenan tristes canciones
sobre tus restos, España.
Llenos de amargo pesar
van en tu fosa a caer,
no cesando de llorar,
los que quisimos vencer
y no pudimos pelear.
¡Malditos los que han tenido
la culpa de tanto daño!
¡Los villanos que han sabido
hacer un débil rebaño
del pueblo más aguerrido!.
Por ellos, tu sepultura
se abrió tras inicua guerra
y lloran con amargura
los que saben que no hay tierra
que no admitió tu bravura.
se abrió tras inicua guerra
y lloran con amargura
los que saben que no hay tierra
que no admitió tu bravura.
¿Dónde están los reyes guerreros
que al frente de sus vasallos
ordenaban altaneros
que limpiaran sus caballos
los príncipes extranjeros?.
¿Dónde yace el poderío
de la raza que en los Andes
domeñó al inca bravío?,
¿dónde están los tercios de Flandes?.
¿Qué fue de España, Dios mío?.
Pues la acaban de enterrar...
¡Ella, que siempre vio el Sol
en sus dominios brillar!.
Por eso, buen español,
vengo en su tumba a llorar!
Francisco de Irachueta (1899).
que al frente de sus vasallos
ordenaban altaneros
que limpiaran sus caballos
los príncipes extranjeros?.
¿Dónde yace el poderío
de la raza que en los Andes
domeñó al inca bravío?,
¿dónde están los tercios de Flandes?.
¿Qué fue de España, Dios mío?.
Pues la acaban de enterrar...
¡Ella, que siempre vio el Sol
en sus dominios brillar!.
Por eso, buen español,
vengo en su tumba a llorar!
Francisco de Irachueta (1899).
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