Pekín emprende una campaña para localizar a los extranjeros que residen y trabajen en el país ilegalmente. El Gobierno amenaza con expulsar a los foráneos que no cumplan las condiciones de residencia. La medida afecta a más de 600.000 personas, entre ellos a 3.500 españoles.
Durante los últimos días, las redes sociales chinas, uno de los termómetros más fiables para conocer la opinión pública del gigante asiático, se han centrado en el intento de violación de una mujer china por parte de un turista británico. Tras los gritos de auxilio de la chica, un grupo de ciudadanos intentó detener al agresor, que la emprendió a golpes con ellos. La pelea, en pleno centro de Pekín y grabada en vídeo, ha exasperado las tendencias xenófobas de una parte de la población local.
La agresión ha sido el detonante para que las autoridades de Pekín emprendan una campaña de caza y captura al inmigrante ilegal con la excusa de la seguridad. “Desde hoy, la policía pedirá el pasaporte y el documento acreditativo de residencia [el registro ante la comisaria de la zona cuando se firma un contrato de alquiler de un piso, por ejemplo] en los distritos de Sanlitun, la zona del Parque de Chaoyang y Haidan [donde se concentran la mayoría de las universidades]”, explicó Lin Song, el oficial de la policía encargado de la situación en declaraciones recogidas por el China Daily, el diario oficial escrito en inglés destinado a la población extranjera. En estas tres zonas se concentran la mayoría de extranjeros que residen en la capital china. Aunque las autoridades han negado cualquier relación con la agresión a la chica, la adopción de la medida hace dudar de que sea cierto. En la actualidad, cerca de 600.000 extranjeros residen en el gigante asiático, un 0,05% de la población.
Pekín será la primera ciudad que adopte este sistema de vigilancia. En el capital residen cerca de 120.000 extranjeros, sólo por detrás de Shanghái, donde viven 160.000, según los últimos cálculos. Entre los colectivos más numerosos se encuentran japoneses, coreanos del sur y estadounidenses.
Desde 2008, la policía pequinesa afirma haber detectado 13.000 casos de permisos de entrada ilegal. Según el Ministerio de Seguridad Pública, el 80% de los ilegales no quiere serlo, “sino que lo hace porque no se puede costear un billete de avión de vuelta”, según asegura Lin. La medida, que posteriormente se ampliará a otros centros urbanos, no especifica qué tipo de sanción se aplicará al extranjero que se encuentre en situación ilegal.
La pelea ha abierto un debate en la sociedad china: qué hacer con la creciente marea de extranjeros que arriban a China en busca de una oportunidad. En los últimos años, una parte creciente de la población local empieza a mostrar ciertos tintes xenófobos. En los últimos treinta años, los extranjeros se han multiplicado por treinta. Hasta hace poco, eran bien recibidos, pero la crisis económica ha provocado que muchos sean vistos como competidores directos por los puestos de trabajo más cualificados.
Ante la aparente gravedad de la situación, el Consulado de España en Pekín ha enviado inmediatamente un correo electrónico a todos los registrados en su base de datos donde se hace eco de la noticia y se hace hincapié que “con este motivo se recuerda que todo extranjero debe ser portador en todo momento de su pasaporte y prueba de alojamiento o residencia”, según señala la comunicación.
A la caza de los ilegales
A pesar de la previsión de enfriamiento de la economía, con un crecimiento del 7,5% para este año, el gigante asiático es visto desde fuera como una tabla de salvación para aquellos que no encuentran trabajo en su propio país. Los problemas de inmigración, que han sido bastante inusuales en China, se multiplican.
Los residentes españoles han pasado de apenas quinientos hace un par de años a más de 3.500 en la actualidad. Entre ellos, mucha gente con sin experiencia y muchos profesionales muy cualificado, como por ejemplo los arquitectos.
El modus operandi para quedarse a vivir en China se suelen repetir en muchos casos. Una de las vías más empleadas es llegar al gigante asiático como estudiante para tener un visado con más tiempo que el de turista, que sólo permite la estancia durante tres meses. Teóricamente, con este documento sólo se puede estudiar. Sergio, que prefiere no dar su apellido para no ser identificado, es un ejemplo. Durante los fines de semana es profesor de inglés en una academia privada aunque en su pasaporte consta que es estudiante. “Nunca he firmado un contrato y, por supuesto, tampoco he recibido una nómina. A final de mes, mi jefe me da un sobre con los honorarios”, describe. No es el único. Decenas de españoles trabajan ilegalmente en China.
La situación de precariedad se puede extender a otros colectivos en los próximos meses. Actualmente, la contratación de personal foráneo, como son los expatriados, eximía del pago de los impuestos locales. Hace unos meses, el Gobierno determinó que todo empleado en el país debe aportar a la Seguridad Social. Todavía se desconoce con exactitud la normativa, pero entre la comunidad existe la preocupación de qué impacto tendrá en sus nóminas a final de mes.
LINK DE LA NOTICIA: http://www.expansion.com/2012/05/15/economia/1337071677.html
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