Galicia seguirá siendo un feudo del Partido Popular para alivio de Mariano Rajoy. Alberto Núñez-Feijóo ha logrado una holgada mayoría absoluta que le asegura cuatro años más al frente del Gobierno gallego. El PP ha obtenido el 47% de los votos y 41 escaños sobre los 38 que otorga la mayoría absoluta. Suma por tanto tres diputados más que en los anteriores comicios. Los resultados cosechados en Galicia suponen un soplo de aire fresco para el presidente Rajoy, que tras no lograr asaltar el fortín socialista de Andalucía mantiene posiciones en una comunidad que pasa por ser uno de los principales baluartes populares.
La caída de la participación -un 63,3% frente al 64,4% de 2009- no ha afectado al PP, todo lo contrario que al principal partido de la oposición. El PSOE es el que mayor castigo recibe por los electores. Los socialistas mantienen la línea descendente y pierden hasta siete diputados y caen hasta los 18 que les otorga un respaldo del 20,6% del electorado, hasta once puntos menos que en 2009.
En el Parlamento autonómico irrumpe con fuerza la coalición nacionalista junto a Izquierda Unida de Anova-EU, liderada por Xosé Manuel Beiras. La nueva formación supera al Bloque Nacionalista Galego y se sitúa como tercera fuerza política y alcanza los nueve diputados regionales. El BNG mientras tanto se desfonda. Logra solo siete diputados, cinco menos que en la anterior legislatura.
Quien no obtiene representación es la Sociedad Civil y Democracia encabezada por Mario Conde, formación que amenazaba la mayoría absoluta del PP desde el lado conservador.
La apuesta de Núñez-Feijóo de adelantar las elecciones ha supuesto a la postre una gran victoria del PP, mientras que deja en entredicho la ya de por sí delicada posición del socialista Pachi Vázquez como responsable regional del PSdeG.
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